Familia, Hogar y El Progreso Espiritual

No deja de ser interesante ver a tus hijos pequeños, tan frágiles, tan inexpertos, pero al mismo tiempo saber que son espíritus tan antiguos como tú mismo. Sabes que han llegado a tu hogar buscando su propio progreso, tal vez hasta te han escogido a ti y a tu esposa como sus padres porque de alguna forma creen que lo que eres les ayudará a crecer en la dirección que añoran. Esa es la consigna, esa es la verdad fundamental que se esconde detrás del cuerpo y la mente.

Por eso la importancia tan grande de la familia que es como un pequeño campo de batalla donde espíritus de carácter muy diverso convergen para aprender un poco más acerca de tolerancia, de aceptar a los demás como son, de entender las diferencias no como un sinónimo de rivalidad y antagonismo sino como un elemento enriquecedor. Padre, madre, hermanos y hermanas constituyen ese fascinante caleidoscopio de personalidades distintas que hacen del hogar un reto y a la vez una aventura. Que aburrido seria el mundo si todos fuéramos iguales, si todos fuéramos idénticos en todo. ¿Para qué quiero vivir con una copia idéntica de mi mismo? Un ambiente donde no hay debate, donde todo se ve e interpreta desde la misma perspectiva no enriquece solo perpetua el mismo estado. Una idea distinta incluso si está equivocada es valiosa como forma de ver la verdad de allá afuera desde otro ángulo, desde otro punto de partida.

Basta mirar con atención tu propio hogar para descubrir todas las fuerzas sutiles y ocultas que se mueven en su interior, rezagos que todos arrastramos de otras vidas, de un pasado a veces no muy noble. Entre las más comunes y difíciles de erradicar el egoísmo, ese karma terrible que con sutileza emerge en casi todos los aspectos de la vida familiar, desde el padre que prefiere ver una película o un noticiero antes que jugar con sus hijos, hasta el hijo que quisiera que toda la atención fuera para él.

El hogar es una escuela, la primera y más importante escuela del alma donde todos venimos a aliviarnos de esas cargas equivocadas alentados por una fuerza que es mayor, pero que muchos logran reprimir buena parte de su existencia, me refiero al AMOR. Si, el amor es la fuerza más poderosa del universo, o mejor aún, de la existencia pues esta se proyecta más allá del universo conocido. El amor es esa inagotable fuente de afinidad que encierra todos los buenos sentimientos que conducen al bien, como la caridad, la compasión, la humildad, la bondad, el sacrificio, el perdón. Es gracias al amor -que hasta los más perversos anidan en lo profundo de su alma-, que el hogar se convierte en el primer reformatorio donde se liman las asperezas y se educan sus componentes. El amor como herencia de ceración es el bálsamo que suaviza todos los caracteres en un hogar, es el atributo que permite a un grupo de espíritus disimiles convivir como familia, mantenerse unidos y progresar unidos.

No en vano el amor a la madre y padre y de estos a sus hijos es siempre citado como el más sublime ejemplo de ese sentimiento. Si, en un hogar habitamos espíritus distintos pero no distantes. Gracias al amor en el hogar somos capaces de crecer juntos, de mejorar juntos y de hacer de cada uno de sus miembros seres mejores. Seres que al final de la etapa de la vida del cuerpo parten tranquilos de sentir que son mejores que antes. Es en el hogar donde crece y se expande esa comunidad creciente de seres afines que constituye la única dirección del progreso. Y si se te va la vida entera luchando por combatir así sea solo uno de tus errores entonces la vida valió la pena porque en la siguiente partirás de un escalón mas alto de esa escalera que nos lleva hacia la inteligencia infinita que es origen y destino de todas las conciencian que pululan sin descanso en el vasto infinito de la existencia.

 

Author: ISRSP

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